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Categories: SIGASH, Sustentabilidad

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Autor: Darío Trejo Sánchez

En la actualidad, la palabra sustentabilidad se ha convertido en tendencia en la web; parece que hemos comenzado a tener interés por implementar objetivos de cuidado medioambiental, desde nuestro hogar hasta el ámbito laboral.

Pero la realidad es distinta: a pesar del interés que se ha generado en los medios, la mayoría de las personas, las empresas y los estados, hemos sido incapaces de actuar con efectividad para controlar nuestra huella de carbono, reducir nuestros impactos, reutilizar nuestros desechos y contribuir a contrarrestar el cambio climático.

Todo comienza por uno mismo

A excepción de los primeros meses de pandemia, donde se vio una disminución considerable de la emisión de CO2 –lo cual género que la huella de carbono no se incrementara–, en los últimos diez años el impacto ambiental debido a las actividades económicas sigue en aumento.

Vivimos en una época donde el consumismo también es tendencia. Debido a esto, las empresas y el ser humano compartimos un ciclo constante de oferta y demanda, que afecta de manera contundente a nuestro ambiente.

Un ejemplo claro es la industria de la moda, la cual es responsable del 20% del desperdicio total de agua a nivel global. El Banco Mundial menciona que, en algunos países, el 40% de la ropa que se compra ni siquiera llega a ser usada. Por eso, es importante que comencemos con pequeños cambios, como reparar nuestras prendas, donar y adquirir ropa de segundo uso, gestionar el lavado, comprar solo lo que requerimos y tener un pensamiento enfocado en la calidad de las prendas más que en la cantidad o la moda. De esta manera podemos comenzar con nuestro primer objetivo de sustentabilidad.

Más allá del hogar

En las organizaciones, el tema de la sustentabilidad suele ser considerado por los tomadores de decisiones como un conjunto de labores que consume demasiados recursos económicos, una responsabilidad que sólo está al alcance de las grandes empresas, puesto que sólo ellas pueden desarrollar proyectos sostenibles de gran impacto.

Debemos eliminar esta mentalidad y comprender que no bastan las buenas intenciones. Es posible pasar a los hechos, si el cliente lo convierte en un requisito para sus proveedores.

Algunas empresas prefieren dañar al medio ambiente y, en el mediano plazo, perjudicar su economía, a su comunidad y a la salud de los miembros de la propia organización. Es hasta entonces –cuando los efectos nos dañan directamente– que en algunos casos nos ponemos a reflexionar y comenzamos con la implementación de proyectos dirigidos a la sustentabilidad.

Justo aquí es donde nos surge la pregunta de si realmente existía la necesidad de tanta resistencia al cambio. A menudo las empresas no descubrimos una perspectiva que mejore nuestras condiciones ambientales y nos aferramos a un modelo de negocio que podría seguir afectando a todo nuestro entorno.

Por dónde empezar

Existen alternativas de acciones, programas de impacto y modelos operativos sustentables, a la medida de todo tipo de empresas, sin importar su tamaño o giro.

Si somos colaboradores o dueños de una empresa, ha llegado el momento de que impulsemos propuestas basadas en un pensamiento que se pregunte: ¿cuánto tiempo queremos estar aquí?, ¿qué tan sostenibles en el tiempo queremos ser?, y ¿qué tanto estamos haciendo al respecto? Ya que si creamos un futuro sustentable, vamos a tener buenas empresas con grandes beneficios… durante mucho tiempo.

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